martes, 12 de febrero de 2013

Las lecciones actuales de los diálogos de La Habana

Por Alberto Pinzón Sánchez

Todo parece indicarle al gobierno de JM Santos que el actual proceso de paz de La Habana, pactado para terminar el histórico conflicto social y armado de Colombia, no era como el propio Santos lo dijo “una simple negociación de armas por votos”, sino el inicio de su solución política.
La compleja y dialéctica realidad real colombiana (no la que muelen diariamente las diferentes filiales de su aparato de propaganda y terror) ha ido pulverizando uno a uno toda la argumentación escolástica tradicional y el sistema de falacias y de confusión deliberada con que se ha pretendido “derrotar al narcoterrorismo” de las FARC.

1- La primera realidad que la lucha de clases sacó a flote ha sido la contradicción económica y política que existía al interior de las dos fracciones hegemónicas del bloque de poder trasnacionalizado dominante en Colombia: la oligarquía latifundista, enfrentada a la oligarquía financiera. Esto bien vale una misa

2- Derivada de esta pugna, salió a flote el problema madre de la Madre Tierra, entre los agropecuarios o gamonales de Fedegán liderados por Uribe Vélez y los inversores agromineros liderados por JM Santos. No es anacrónico el conflicto, como lo quiere hacer ver el presidente Santos, sino que lo anacrónico (o si se quiere premoderno) es la tenencia de la tierra. Por el contrario, la lucha de clases siempre estará vigente y actual

3- Que a diferencia de la celada del Caguán de 1997, tendida por el binomio Pastrana-Clinton para dar inicio al Plan Colombia/ Iniciativa Regional Andina (aprobado seis meses antes de iniciar los diálogos) con el fin de rearmar al ejército colombiano, poner a Sabas Pretel como gerente de la sociedad civil y abrirle el camino a Uribe Vélez, hoy ya no es posible debido a una larga y cruel maduración de conciencia precisamente dentro de la sociedad civil, que hoy no admite una suplantación tan burda y chapucera como aquella, porque ha asumido su papel frente a la paz, y, por el contrario, ha obligado a la “mano negra” de los enemigos ocultos de la paz (a pesar de que algunos siguen ocultos bajo los uniformes militares) a sacar la cara y parte del rostro. Todo el mundo (nacional e internacional) sabe actualmente con claridad quién es Uribe Vélez, quiénes son su parche, o combo, o gallada, qué argumenta y sobre todo, qué fracción del Partido Republicano de los EEUU y de los halcones gringos lo apoya incondicionalmente y lo asesora en su estrategia electoral-militar (como en el año 2001) para que ponga todos sus huevitos en el fracaso de los diálogos de paz de La Habana

4- “Si el proceso avanza, es una tramoya previamente acordada entre el traidor de la seguridad democrática y los narcoterroristas. Si por el contrario no avanza, es uno de sus tantos engaños para fortalecerse”. Esta, una de las principales falacias argumentativas del uribismo, ha sido disuelta por los hechos confortativos entre el gobierno de JM Santos y las FARC- EP. No hay ningún pacto ”negociado” entre el zorro y la gallina para darle inicio a la solución política de los problemas estructurales (como el de la tenencia de la tierra) que están en la base del conflicto colombiano, sino innumerables propuestas políticas por parte de la insurgencia, como: la tregua unilateral, la resistencia popular y lucha pacífica de masas ante el terror estatal, la entrega de militares cautivos y aceptación unilateral del Derecho Internacional Humanitario, la asamblea constituyente progresista y democrática, y otras innumerables iniciativas diplomáticas y pacíficas para resolver la confrontación, a las cuales el gobierno Santos solo ha respondido con un tajante no y con un escalamiento de la guerra y los bombardeos pavorosos de exterminio, ampliamente publicitados por el aparato de propaganda como acciones heroicas de la hipertrofiadas Fuerzas Armadas colombianas

5- Finalmente la crisis económica global y la realidad internacional, por ejemplo: la dolorosa situación de postración de España con el hundimiento definitivo del franquismo insepulto, los numerosos procesos progresistas y populares de Latinoamérica y el Caribe, y no soólo la maduración de una conciencia popular en Colombia, sino el aparecimiento como protagonista privilegiado de un amplio y unitario movimiento de las gentes del común, movilizado activamente en calles y carreteras reclamando paz con justicia social y democracia verdadera, hacen que la soledad y debilidad del proceso de diálogos del Caguán, tan habilidosamente utilizado por la “mano negra” uribista para tomarse todo el aparato del Estado colombiano e imponer su Estado de opinión en el 2002, hoy no sea más que un pequeño aquelarre melancólico y patético de reconocidos saca-bacinillas y segundones de Uribe Vélez, empeñados en volver al poder, y frente a quienes el gobierno Santos pide un respeto que nunca se han ganado, ni se merecen. ¡Algo se ha aprendido! ¿Cierto?

Tomado de: http://www.conapcolombia.org

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