martes, 12 de febrero de 2013

El Tamarindo en el Atlántico, un territorio víctima de los hostigamientos violentos y los megaproyectos

Por: Comisión de Comunicaciones MP Atlántico

Juan Mina es uno de los corregimientos de la zona rural de Barranquilla, está ubicado a 5 Km al suroccidente del casco urbano sobre la carretera del algodón o prolongación de la carrera 38. En sus predios se encuentran asentamientos como Pinal del Río, las veredas de San José, El Salitral, San Martín y Tamarindo, esta última conformada por una comunidad meramente campesina.
En el Tamarindo habitan 120 familias dotadas de un admirable amor por la vida, la tierra y la dignidad. Sus cultivos de maíz, plátano, yuca, mango y batata son una muestra reina de lo mucho que han labrado y trabajado a diario estas tierras demostrando que el Tamarindo es una tierra fértil y así ha permanecido desde los más de 12 años que estos campesinos desplazados por la violencia le habitaron de manera pacifica.
Al ser una tierra fértil, el interés por el Tamarindo ha ido en aumento a tal punto que terceros ambiciosos priorizan la violencia como método de despojo y desalojo a estos moradores, lo que los campesinos describen como la única manera en la que estos actúan ya que no existen acciones de carácter legales, ya que jamás han presentado evidencias legales.
Por ello desde hace seis años los campesinos crearon un proceso organizativo en el que confluye toda la comunidad llamado Asotracampo, desde el que se organiza el trabajo productivo y demás aspectos colectivos.
El predio el Tamarindo tiene aproximadamente 250 hectáreas, y en la actualidad este predio se encuentra en litigio entre los campesinos pobladores desde el 2001 y varias empresas que se interesaron en reclamar el predio una vez la DIAN lo declaró en el año 2007 la “zona franca permanente”. La Zona Franca nacional (Zofia) es un megaproyecto de 1.200.000 m y es un área donde se desarrollan actividades industriales de base tributaria, aduanera y de comercio exterior, por ello redirigen sus ojos hacia el Tamarindo, porque es una zona estratégica para alimentar aun más sus megaproyectos.
De igual manera los campesinos del Tamarindo se ven afectados por las intenciones ambiciosas de la administración local y nacional por las claras intenciones de construcción de la carretera denominada la Ruta al Sol, que conectaría la zona franca y sus operaciones comerciales y pasaría por el centro del Tamarindo, despojando así de esta manera toda intención de vida existente en esa tierra, sin importar los derechos y dignidad de sus pobladores. La relación entre el desplazamiento forzado de población y despojo de tierras y territorios mayoritariamente en el mundo rural ha sido una constante en el marco del conflicto social y armado que vive Colombia.
La comunidad del Tamarindo denuncia que a diario son víctimas de los constantes abusos de grupos armados legales e ilegales de este país, los grupos paramilitares han incinerado hogares, envenenado animales y amenazado familias enteras con sus motosierras, no siendo ya suficiente el Ejército Nacional acampa en otra zona de base del Tamarindo resguardando los vehículos de la empresa privada que arrastran y arrasan con las plantaciones de plátano, yuca y ñame desde la raíz para invisibilizar este territorio y justificar las acciones de construcción para los megaproyectos y generar un impune e ilegitimo desalojo de estas tierras.
Los hostigamientos por parte de la Fuerza Pública no se han dado a esperar. A la fecha se han adelantado 37 “oficios de desalojo” por parte de efectivos de la Policía Nacional, divididos en cuadrillas de patrullas, carabineros, motorizados y los grupos antidisturbios del Esmad. Etos últimos han arremetido de manera violenta hacia la comunidad ingresando con bolillos, recalzadas, balas de hule, granadas de aturdimiento y gases lacrimógenos, agrediendo de manera violenta a niños, ancianos, jóvenes y en el peor de los casos a mujeres embarazadas.
Son innegables los acuerdos y las mafias que se adjuntan para violentar y pisotear la dignidad de estos campesinos que por años sólo han demostrado amor y entrega por estas tierras. El bárbaro accionar por erradicar a los pobladores de este territorio ha nutrido con tesón y resistencia los corazones de estos seres que con machete y semilla en mano han poblado de vida absolutamente todo este territorio.
Juan Martínez, un integrante de Asotracampo nos decía: ”Aquí nacieron mis hijos, mis sueños de futuro y tranquilidad se han construido sobre esta tierra y ahora “ellos” ven todo lo que construimos y nos quieren sacar a la fuerza, pues a “esos” les decimos que aquí estamos y aquí nos quedamos.
De igual manera Elí Cepeda, otro campesino del Tamarindo e integrante del sector agrario de la Marcha Patriótica Atlántico nos dijo: ”Si el gobierno quiere hablar de desarrollo rural, pues que venga a visitarnos y comprenderán que la paz de tierra no significa despojo, significa trabajo digno y unidad popular”.
Los campesinos pobladores del Tamarindo se han declarado en alerta absoluta en pro de la defensa de sus tierras, mas aun a partir de las dos últimas semanas en las que se han presentado hostigamientos violentos muy graves como la quema de 17 casas por parte de los paramilitares y los abusos de la fuerza perpetuados por el escuadrón móvil antidisturbios que entregóo como saldo a 14 personas heridas por sus violentas arremetidas sin contar las amenazas hacia los líderes de Asotracampo y a tres defensores de derechos humanos que le hacen seguimiento a los mismos.
Estamos ante un proceso de paz que piensa en Colombia y no en los colombianos. Por ello debemos humanizar y rodear de afectos este proceso pero desde la base, desde el pueblo ese que amanece con visiones de un mejor país, un país en el que quepan muchos mundos, donde la paz de educación, la paz de salud y paz de la tierra sean prioridad, donde los campesinos puedan vivir tranquilos entre sus familias y no entre sangre y metralla.
Hay que volver a la tierra, los megaproyectos no pueden pisotear los megaderechos que como habitantes de esta patria nos pertenecen, la tierra debe ser para quien la trabaja.
Mientras la semilla de la lucha popular continúe creciendo en nuestros corazones, ningún hostigamiento con lacrimógena o bala lograra silenciar la justa lucha de los pueblos por la dignidad. Los campesinos del Caribe colombiano levantan la espada de la resistencia para recordarnos que esta en Marcha la dignidad.
¡El Tamarindo y el Atlántico resisten!
La dignidad de los pueblos esta en Marcha.
Hemos puesto en marcha nuestro corazón, seguirá en marcha la esperanza para alcanzar en marcha la dignidad

Tomado de: http://www.conapcolombia.org

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