Por: Comisión de Comunicaciones MP Atlántico
Juan Mina es uno de los corregimientos de la zona rural de
Barranquilla, está ubicado a 5 Km al suroccidente del casco urbano sobre
la carretera del algodón o prolongación de la carrera 38. En sus
predios se encuentran asentamientos como Pinal del Río, las veredas de
San José, El Salitral, San Martín y Tamarindo, esta última conformada
por una comunidad meramente campesina.
En el Tamarindo habitan 120 familias dotadas de un admirable amor por
la vida, la tierra y la dignidad. Sus cultivos de maíz, plátano, yuca,
mango y batata son una muestra reina de lo mucho que han labrado y
trabajado a diario estas tierras demostrando que el Tamarindo es una
tierra fértil y así ha permanecido desde los más de 12 años que estos
campesinos desplazados por la violencia le habitaron de manera pacifica.
Al ser una tierra fértil, el interés por el Tamarindo ha ido en
aumento a tal punto que terceros ambiciosos priorizan la violencia como
método de despojo y desalojo a estos moradores, lo que los campesinos
describen como la única manera en la que estos actúan ya que no existen
acciones de carácter legales, ya que jamás han presentado evidencias
legales.
Por ello desde hace seis años los campesinos crearon un proceso
organizativo en el que confluye toda la comunidad llamado Asotracampo,
desde el que se organiza el trabajo productivo y demás aspectos
colectivos.
El predio el Tamarindo tiene aproximadamente 250 hectáreas, y en la
actualidad este predio se encuentra en litigio entre los campesinos
pobladores desde el 2001 y varias empresas que se interesaron en
reclamar el predio una vez la DIAN lo declaró en el año 2007 la “zona
franca permanente”. La Zona Franca nacional (Zofia) es un megaproyecto
de 1.200.000 m y es un área donde se desarrollan actividades
industriales de base tributaria, aduanera y de comercio exterior, por
ello redirigen sus ojos hacia el Tamarindo, porque es una zona
estratégica para alimentar aun más sus megaproyectos.
De igual manera los campesinos del Tamarindo se ven afectados por las
intenciones ambiciosas de la administración local y nacional por las
claras intenciones de construcción de la carretera denominada la Ruta al
Sol, que conectaría la zona franca y sus operaciones comerciales y
pasaría por el centro del Tamarindo, despojando así de esta manera toda
intención de vida existente en esa tierra, sin importar los derechos y
dignidad de sus pobladores. La relación entre el desplazamiento forzado
de población y despojo de tierras y territorios mayoritariamente en el
mundo rural ha sido una constante en el marco del conflicto social y
armado que vive Colombia.
La comunidad del Tamarindo denuncia que a diario son víctimas de los
constantes abusos de grupos armados legales e ilegales de este país, los
grupos paramilitares han incinerado hogares, envenenado animales y
amenazado familias enteras con sus motosierras, no siendo ya suficiente
el Ejército Nacional acampa en otra zona de base del Tamarindo
resguardando los vehículos de la empresa privada que arrastran y arrasan
con las plantaciones de plátano, yuca y ñame desde la raíz para
invisibilizar este territorio y justificar las acciones de construcción
para los megaproyectos y generar un impune e ilegitimo desalojo de estas
tierras.
Los hostigamientos por parte de la Fuerza Pública no se han dado a
esperar. A la fecha se han adelantado 37 “oficios de desalojo” por parte
de efectivos de la Policía Nacional, divididos en cuadrillas de
patrullas, carabineros, motorizados y los grupos antidisturbios del
Esmad. Etos últimos han arremetido de manera violenta hacia la comunidad
ingresando con bolillos, recalzadas, balas de hule, granadas de
aturdimiento y gases lacrimógenos, agrediendo de manera violenta a
niños, ancianos, jóvenes y en el peor de los casos a mujeres
embarazadas.
Son innegables los acuerdos y las mafias que se adjuntan para
violentar y pisotear la dignidad de estos campesinos que por años sólo
han demostrado amor y entrega por estas tierras. El bárbaro accionar por
erradicar a los pobladores de este territorio ha nutrido con tesón y
resistencia los corazones de estos seres que con machete y semilla en
mano han poblado de vida absolutamente todo este territorio.
Juan Martínez, un integrante de Asotracampo nos decía: ”Aquí nacieron
mis hijos, mis sueños de futuro y tranquilidad se han construido sobre
esta tierra y ahora “ellos” ven todo lo que construimos y nos quieren
sacar a la fuerza, pues a “esos” les decimos que aquí estamos y aquí nos
quedamos.
De igual manera Elí Cepeda, otro campesino del Tamarindo e integrante
del sector agrario de la Marcha Patriótica Atlántico nos dijo: ”Si el
gobierno quiere hablar de desarrollo rural, pues que venga a visitarnos y
comprenderán que la paz de tierra no significa despojo, significa
trabajo digno y unidad popular”.
Los campesinos pobladores del Tamarindo se han declarado en alerta
absoluta en pro de la defensa de sus tierras, mas aun a partir de las
dos últimas semanas en las que se han presentado hostigamientos
violentos muy graves como la quema de 17 casas por parte de los
paramilitares y los abusos de la fuerza perpetuados por el escuadrón
móvil antidisturbios que entregóo como saldo a 14 personas heridas por
sus violentas arremetidas sin contar las amenazas hacia los líderes de
Asotracampo y a tres defensores de derechos humanos que le hacen
seguimiento a los mismos.
Estamos ante un proceso de paz que piensa en Colombia y no en los
colombianos. Por ello debemos humanizar y rodear de afectos este proceso
pero desde la base, desde el pueblo ese que amanece con visiones de un
mejor país, un país en el que quepan muchos mundos, donde la paz de
educación, la paz de salud y paz de la tierra sean prioridad, donde los
campesinos puedan vivir tranquilos entre sus familias y no entre sangre y
metralla.
Hay que volver a la tierra, los megaproyectos no pueden pisotear los
megaderechos que como habitantes de esta patria nos pertenecen, la
tierra debe ser para quien la trabaja.
Mientras la semilla de la lucha popular continúe creciendo en
nuestros corazones, ningún hostigamiento con lacrimógena o bala lograra
silenciar la justa lucha de los pueblos por la dignidad. Los campesinos
del Caribe colombiano levantan la espada de la resistencia para
recordarnos que esta en Marcha la dignidad.
¡El Tamarindo y el Atlántico resisten!
La dignidad de los pueblos esta en Marcha.
Hemos puesto en marcha nuestro corazón, seguirá en marcha la esperanza para alcanzar en marcha la dignidad
Tomado de: http://www.conapcolombia.org
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