El récord de
contaminación en China no es un problema puntual. Es el gran
problema medioambiental del mundo. Especialmente, para el mayor desafío al que
se enfrenta la humanidad en la actualidad, el cambio climático, ya que
el gigante asiático está quemando casi tanto carbón como el resto del mundo.
Es verdad
que el Gobierno chino está invirtiendo en renovables, pero hasta que
todos esos proyectos de energías renovables no funcionen, China seguirá
quemando carbón, contribuyendo al calentamiento y aumentando la polución en
sus ciudades, poniendo en grave peligro la salud de sus habitantes.
Las previsiones son que el consumo de carbón en China continúe en el nivel actual durante varios años. Esta circunstancia puede llegar a ser literalmente mortal para las personas que viven en China, sobre todo, en Pekín y otras grandes ciudades. Pero, más allá de eso, es peligroso para el resto del mundo.
Las previsiones son que el consumo de carbón en China continúe en el nivel actual durante varios años. Esta circunstancia puede llegar a ser literalmente mortal para las personas que viven en China, sobre todo, en Pekín y otras grandes ciudades. Pero, más allá de eso, es peligroso para el resto del mundo.
El carbón
representa el 20% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero,
que es tanto como decir el 20% de la contribución del ser humano en el cambio
climático. Algunos comienzan a llamar al carbón “el enemigo de la raza
humana“.
Por
desgracia, en este sistema los criterios económicos siguen por encima de
cualquier otra consideración, así que China va a seguir usando carbón porque
resulta una fuente de energía barata. No importa que sea un peligro para
la salud y que dañe el medio ambiente. Lo único que importa es que aumenta los
beneficios de las empresas.
La India lleva el mismo camino
Pero algunos analistas advierten de que la situación puede empeorar dentro de pocos años, ya que se prevé que la India, en 2107, queme tanto carbón como China.
La única solución económica pasa por ofrecer fuentes de energía limpias al mismo precio que el carbón. O, en otras palabras: o se imponen impuestos al uso del carbón, como ha hecho Australia, o se subvencionan las renovables. La otra solución es que los criterios ambientales y de salud se impongan sobre los económicos, pero me temo que eso es una utopía
Tomado de: http://www.ecologiaverde.com
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