Después de 11 días de estoica resistencia en el Líbano, Tolima,
culmina un valioso ejercicio de autentica democracia en el cual
participaron alrededor de 4000 campesinos, cafeteros, jóvenes y pueblo
en general expresando lo que probablemente como individuos aislados no
conseguirían; la declaración y el reclamo impetuoso y vehemente de una
serie de exigencias históricas que siempre han sido negadas por los
gobiernos de turno. La actual crisis cafetera es sólo un indicador del
caos y la inestabilidad financiera que impera en el sector agrícola y
especialmente en la economía de millares de familias campesinas quienes
día a día, con tesón, esfuerzo y coraje asumen con alegría la labor de
producir los alimentos que garantizan la seguridad alimentaria de toda
una nación.
El lunes 25 de febrero comienza la épica travesía de centenares de
campesinos quienes con algo de tristeza pero con mucha decisión dejan
sus familias y tierras para acudir al llamado y participar de la toma
pacífica a la intersección de la carretera panamericana, ubicada a 50
minutos del casco urbano, llegaron con sus ollas, plátanos, pertrechos y
en medio de la confusión y de la falta de coordinación empezaron a
armar sus cambuches y a prepararse para librar lo que sería; una
prolongada lucha en pro de la defensa de sus derechos. Ese mismo día
luego de una serie de marchas cortas y de tímidos intentos de plantones
en la vía, aparecen la policía antimotines y el criminal escuadrón del
ESMAD, quienes en un exagerado, innecesario y violento despliegue
reprimen duramente a la masa desarmada de campesinos ocasionando
heridas de importancia a varios de los manifestantes. Esa misma noche y
durante las 3 siguientes la policía antimotines desbarata algunas de las
improvisadas carpas y sitios de alojamiento.
Durante los días martes, miércoles y jueves se presentan bloqueos
temporales de la vía y marchas sobre la carretera en dirección Norte
(Armero-Guayabal) y sur (Lérida-Ibagué), ante cada intento de
posicionamiento de los manifestantes en la vía, la policía reaccionó
con desafiante arrogancia y en diversas ocasiones usó gases
lacrimógenos y bombas aturdidoras en su contra. No se presentaron hechos
de relevancia además de algunas escaramuzas e intentos de paralizar el
tráfico.
El día viernes se originaron notables diferencias y contradicciones
en cuanto a la definición de una táctica adecuada que hiciera efectivos y
visibles los esfuerzos y el descontento de los manifestantes, hubo un
gran número de personas que amenazó con salir del punto de concentración
si no se lograban coordinar acciones de hecho con un nivel de mayor
contundencia, sin embargo repentinamente y como respuesta inesperada a
sus reclamos entran en la escena un grupo de jóvenes y campesinos que de
forma temeraria y con inmenso fervor se lanzan como un solo cuerpo
sobre las posiciones de los antimotines y sin temer a la borrasca de
gases confrontan y logran despejar la vía de los efectivos policiales
haciéndolos correr en desbandada. Este acto de coraje y valentía motiva
a los campesinos a ocupar de forma permanente la carretera, al
escuchar una voz que con mucha seguridad decía: “ Ahora sí esto es de
nosotros ocupemos lo que nos pertenece”, se organizan comisiones, se
estructuran barricadas y se genera una compacta resistencia.
A partir del sábado comienza a sentirse la presión y el desgaste
propios de la magnitud la campaña que se desarrollaba, con cada hora que
transcurría los signos de desgaste eran más evidentes, falta de
sueño por las difíciles condiciones para pernoctar, condiciones de
higiene poco favorables, amenazas de juidicialización y de intervención
policial entre otros… Hay que decir eso si que la solidaridad del
comercio y habitantes del municipio fue notoria al menos en cuanto al
suministro de víveres, elementos de aseo y utensilios de cocina, eso
sí como decía un campesino “Bendito el señor tenemos comidita para
rato”. Siempre se tuvo una permanente comunicación y la gente estuvo muy
informada de los acontecimientos en materia de negociación a nivel
nacional. Ya para el día miércoles 6 a través de la decisión de la
asamblea general se decide culminar el bloqueo en consideración de
algunas apreciaciones en materia humanitaria y también producto del
evidente agotamiento de los manifestantes. Los campesinos retornan a sus
fincas y parcelas el Jueves 7, con sentimientos encontrados ya que la
negociación entre los voceros y el gobierno nacional no habían
concluido, sin embargo y pese a las adversas circunstancias estos
regresaron como verdaderos héroes a sus tierras.
Se levanta el paro cafetero después de 11 días de aguante, las
consecuencias que generan un paro son sensibles y muchas personas
indudablemente sintieron como se interrumpió su vida cotidiana, en este
país donde la democracia funciona a medias este tipo de medidas, al
menos en nuestro tiempo; son necesarias. Si el pueblo no es escuchado;
este se hace escuchar de cualquier forma. Son importantes los avances
logrados aunque no son definitivos... Nos falta una mejor planificación
de la economía agrícola que propenda por una tecnificación e
industrialización de sus sectores de producción pero no con beneficio
para los grandes explotadores sino para los millares de campesinos
trabajadores que con su esfuerzo garantiza nuestra seguridad
alimentaria. Que vivan los valientes y heroicos campesinos Colombianos!
Tomado de: Agencia Prensa Rural
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