Bogotá D. C., may. 22 de 2013 - Agencia de Noticias UN-
Diferentes experiencias comunitarias exitosas que protegen el recurso
hídrico muestran que es fundamental involucrar a quienes se benefician
de él.
Colombia es uno de los países que tiene mayor riqueza hídrica en
el mundo. Pero esta oferta es heterogénea, pues la mayor parte del agua
se encuentra en lugares con bajos niveles poblacionales, como la
Amazonia, la Orinoquia y el Chocó, mientras que en la zona andina, en
donde se encuentra el grueso de la población, se cuenta con tan solo el
15% de la oferta total.
Estimaciones hechas por el Instituto de Hidrología, Meteorología y
Estudios Ambientales (Ideam) indican que la escorrentía superficial per
cápita total del país es de 57.000 m3 por persona al año y
que, en cuanto a la oferta neta, en la cual se incorporan reducciones
tanto por alteración de la calidad como por regulación natural, se
alcanzan apenas 1.260 km3, que corresponden a una disponibilidad de 34.000 m3 por persona al año.
Según Héctor Fabio Aristizábal, candidato a doctor en la UN en
Palmira y actualmente coordinador de Recursos Hídricos de la Corporación
Autónoma Regional del Valle del Cauca (CVC), el mayor demandante del
total disponible es el sector agrícola, que utiliza el 80% tanto
superficial como subterráneo, seguido por el consumo doméstico (un 6%),
el sector industrial (el 5%) y los usos recreativos.
Precisamente, para regular, controlar, vigilar y abogar por su manejo
adecuado, la CVC ha establecido como política el empoderamiento de los
usuarios.
“Tenemos unas experiencias piloto en el río Bolo y en el río Tuluá
que han funcionado exitosamente y están relacionadas con la organización
de los usuarios a través de fundaciones para que se vuelvan garantes y
auxiliares de la CVC en su utilización. Si empoderamos a la gente para
que ayuden a cuidarla logramos un beneficio para todos los
vallecaucanos”, sostiene el funcionario.
La corporación, en cuanto entidad ambiental de la región, tiene la
misión de velar por conservarla y administrarla apropiadamente, una
tarea que, según Aristizábal, no es posible de manera unidireccional.
“Nosotros tenemos más de 10 mil usuarios del agua. Si trabajamos
conjuntamente con estos usuarios, podemos sacar esto adelante. Pero es
utópico pensar que la corporación tenga 10 mil funcionarios vigilando el
recurso. Tenemos que empoderar a los mismos usuarios para que ellos
ayuden en dicha tarea, porque la gestión ambiental es cuestión de
todos”, asegura.
Durante el foro “Experiencias del ingeniero agrícola en Colombia”,
celebrado en la UN en Palmira, el experto señaló que su manejo es un
asunto de políticas institucionales y de las organizaciones sociales,
que deben empezar a cambiar el paradigma de que ella es para unos pocos y
orientarse a pensar que es para todos los usuarios que hacen parte de
la cuenca.
En ese sentido, el funcionario resaltó la tarea de los ingenieros
agrícolas en la misión de usar eficientemente los recursos hídricos y el
deber que tiene el sector agrícola de hacerlo.
“El sector mayor demandante, que es el sector agrícola, no está
organizado. Y allí hay un gran reto para los ingenieros agrícolas. La
formación de estos profesionales en la UN los capacita para administrar
óptimamente el agua, pues a lo largo de la carrera cursan asignaturas y
electivas que les permiten hacerlo tanto en cantidad como en calidad”,
concluye.
Tomado de: .agenciadenoticias.unal.edu.co
No hay comentarios:
Publicar un comentario