Por: Hernán Camacho
En la primera semana de septiembre se
firmó un acta de acuerdo para levantar las ocupaciones campesinas en las
carreteras producto del paro agrario nacional. A cambio, el gobierno se
comprometía a instalar una mesa de diálogo para concertar las
peticiones de los manifestantes.
Cinco rondas de negociación ha habido desde aquel momento y los
campesinos agrupados en la Mesa Agraria Nacional de Interlocución y
Acuerdo (MIA) no ven acuerdos. Ante las manifiestas dilaciones
gubernamentales en la mesa, la paciencia se agota.
De pero en pero
“Como va la negociación del pliego agrario, el gobierno pretende
terminar en el año 2019”, le dijo a VOZ Eberto Díaz, vocero de la MIA y
presidente de Fensuagro, explicando las maniobras de los voceros
gubernamentales para ponerle un freno a la concertación de las seis
demandas campesinas. Apenas se ha abordado parte de un punto de los seis
en discusión.
La ausencia en la mesa de los ministros o viceministros de
Agricultura o Interior es la constante en el esquema de negociación
propuesto para solucionar las demandas del paro. Una de las maniobras
que denuncian los campesinos se refiere a las incompetencias de los
servidores públicos que asisten en representación del Ejecutivo, pues
ellos no tienen capacidad de decisión y son expertos en introducir
discusiones innecesarias para llegar a la misma conclusión: “no hay
recursos”.
Sin poder decisorio
Otra de las dilaciones denunciadas por el campesinado se refiere a
las trabas en el acceso a la información por parte de los campesinos que
se encuentran en la comisión técnica, una de las mesas dispuestas en el
esquema de negociación. Sin información oficial o con ella sesgada es
imposible el avance de la negociación y la firma para lograr acuerdos.
Lo grave, dicen voceros campesinos, es que mientras en Bogotá el
gobierno nacional es negligente para afrontar los problemas del campo,
en las regiones es muy diligente para judicializar a líderes agrarios,
detenciones de los participantes en el paro y arremetidas paramilitares
como las conocidas en el Catatumbo.
El gobierno tiene instaladas tres grandes mesas de conversaciones. En
Boyacá se sentó con los campesinos cuya organización se encuentra
alrededor de las Dignidades Agropecuarias, la mesa de diálogo con la
Asociación Campesina del Catatumbo (Ascamcat), y la MIA. Las tres
coinciden en que el gobierno accedió a las mesas de concertación pero no
le interesa llegar a un acuerdo. “La estrategia es desgastar al
campesinado y meter al congelador la llama de inconformidad social que
tienen en las manos”, dijeron voceros de la MIA.
La lógica oficial
Para el profesor Darío Fajardo, no es de sorprender los precarios
resultados obtenidos en las negociaciones, pues el gobierno tiene una
estrategia contraria a los intereses campesinos: “Se están creando en el
país condiciones para la apropiación de tierras por parte de
transnacionales e imponer sus modelos agrarios por ejemplo modificando
la ley 160 de 1994: romper la Unidad Agrícola Familiar”.
En eso está empeñado el ministro de Agricultura, Rubén Darío
Lizarralde, ex gerente de Indupalma y defensor de los agronegocios,
quien ha manifestado en reiteradas ocasiones que el Presidente lo puso
en ese cargo para desarrollar el modelo asociativo propuesto por los
palmeros.
“Sabemos la lógica del gobierno para dilatar la negociación pero
estamos listos para emprender las movilizaciones cuando sea necesario”,
manifestaron voceros de la MIA. Los campesinos ven ese escenario
probable en el futuro inmediato, en la medida que no se rectifique la
metodología de negociación y no se llegue a acuerdos importantes.
“Nosotros
somos claros en denunciar que hoy la mesa de diálogo tiene dificultades
en términos de sus resultados políticos porque no podemos seguir
presentando propuestas y buscando alternativas de solución mientras que
el gobierno nacional hace oídos sordos a la misma”, explicó Carlos
García, vocero de la MIA.
Dilación regional
A la par de la MIA nacional se instalaron en 19 departamentos Mesas
Regionales de Interlocución y Acuerdo, en la idea de avanzar en acuerdos
particulares según la necesidad de cada departamento. Sin embargo, hoy
el balance no puede ser distinto al nacional. En ninguna mesa
departamental se ha podido llegar a acuerdos y el gobierno mantiene la
política de no permitir algún tipo de negociación con gobernadores sin
su visto bueno pues manifiesta que, como en La Habana, “hay líneas rojas
que no puede cruzar”.
En ese sentido la MIA buscará una reunión con el ex presidente
Ernesto Samper, el representante Iván Cepeda, el sacerdote Francisco de
Roux y Fabrizio Hotchschild, jefe de la ONU en Colombia, como comisión
de garantes entre las partes, para encontrar soluciones a la parálisis
del diálogo y acelerar acuerdos.
Los voceros de la MIA continúan fortaleciendo la Cumbre Agraria y
Popular, como respuesta campesina a la propuesta del presidente Santos
denominada Pacto Agrario. El objetivo: masificar el apoyo y la
solidaridad al campesino recibido desde las ciudades capitales y sumar a
las Dignidades Agropecuarias en la idea de construir un pliego único
del sector campesino.
Sin soluciones
El paro agrario nacional desató las fuerzas campesinas cansadas por
décadas de abandono oficial, por la agobiante pobreza, la brecha de
desigualdad creciente, el minifundio, la carencia de derechos. Todas
situaciones profundizadas por la firma de los tratados de libre
comercio. Aunque en la otra esquina Juan Manuel Santos continúe con su
discurso irreal negando la razones para la protesta y ofreciendo
soluciones superficiales a la crisis agraria, en un país que a su tenor
marcha por ríos de miel y leche.
Tomado de: Marcha Patriotica
No hay comentarios:
Publicar un comentario